16 de julio de 2015

Arcángel: con nombre propio

Hacía meses que no pasaba por aquí, se paró el reloj en mi tiempo flamenco. No corren buenos momentos para nosotros. Ahora que tengo un rato de descanso me engancho al compás y no sabía de qué hablar... es lo de siempre; cuando me quiero escapar a escuchar algo que me haga más disfrutar que enfadarme llego a él, voz fina y castellana, sabiduría e inquietud, talento y gustazo cantando.



"Bonica del tó"
Me gustan sus giros, me gusta como pellizca las cosas de siempre con tintes nuevos; frescura. Me disgusta escucharlo enlatado, se debe de escuchar, como todo lo que es flamenco, en vivo, enfrente de uno mismo. Ahí está la verdad. Y más allá de lo que es simplemente cante está la música. Musicalidad. Prodigio de garganta. Es un caramelo dulce que amarga por seguiriyas, un mago por fandangos, una inspiración por soleá y un soplo por cante libre. Me suele gustar gran parte de los palos que hace. Quizá lo que más me gusta es su curiosidad y sus ganas de llegar a más, él tiene valentía. Un cante valiente es él mismo.

Lo he escuchado queriendo llegar a octavas por encima de lo imposible, lo he visto afónico delante de un aforo lleno sin miedo, lo he sentido desafiante ante la música y eso es tan raro y es tan bonito a la vez que lo cala de respeto hasta los huesos.

No lo conozco, he hablado con él lo que se puede hablar en dos minutos. Lo suficiente para pedirme la camiseta que llevaba puesta para su mujer, lo justo para tratarme en un minuto como si de algo más me conociera. Pero a mi poco me importa eso de conocer a los artistas, solo hay que disfrutarlos y respetarlos; quien necesite más que eso es que no valora ni lo que tiene ni lo que ama.

Y por ponerle un "pero" diría que no veo necesario el nombrarse "hijo artístico de..." imagino que será por cariño al maestro granadino. Su padre y su madre bien orgullosos pueden estar de tener un hijo que ha abierto un camino en Huelva y que la ha puesto donde está en el mapa flamenco (con permiso de la señorita de los ojos del agua), pionera del cante fresco y de una forma distinta de ver el flamenco tal y como lo conocemos, con otra melodía distinta que sin salirse de lo tradicional lo enriquece y lo engrandece. Tiene mucho que hacer y que experimentar aunque ya ha comenzado a fabricar maravillas barrocas y vive a medias su madurez artística.

Hoy lo escucho en este infierno de calor que es cualquier lugar del sur, y me rompe un soplo de aire fresco en la cara. No me quiero extender, creo que es suficiente que sin nombrar a nadie en este texto seguro que en cierta línea algún aficionado que ha pasado por aquí ha adivinado su pelo rizado de jesucristo, sus ojos clavados en una idea, su fina figura a veces torcida y sus pómulos marcados. El saber estar, es otra cosa de la que os hablaré otro día.

Hoy me quedo con él, que el que aporta y dice sin quererlo, dice dos veces. Óle usted, mi querido Arcángel.

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