26 de agosto de 2013

"PAJOTEO": Arte y Conocimiento

Esta entrada para el blog surgió en la primavera, aquella época lejana en la cual podías tomar café en una terraza a las 4 de la tarde sin deshidratarte. Y allí estábamos, Princesa Ana, Vic Torino y yo, arreglando al mundo y sus habitantes con un café con hielo, tan frescas.

La palabra "pajoteo" surge en las tierras almerienses,
donde Princesa Ana y Vic Torino han habitado, habitan o quisieran habitar; y yo soy de las que adopto las palabrejas ajenas y me encanta utilizar. "Pajoteo", es que suena bien, suena genial, pero luego no es para tanto. Definamos el concepto:

-Pajoteo: arte del flirteo, del coqueteo, del tonteo o del ligoteo. Todas estas palabras las recoje la RAE pero "Pajoteo" no. Y en todas las definiciones legales se describe como "juego amoroso que no se formaliza ni llega a compromiso". Pues eso. He aquí una pista de nuestra soltería.

Las mujeres no saben pasear el arte del "pajoteo", eso que quede claro, pero sabemos detectar a un "pajoteador" en potencia. Nato. De casta, raza y por ley. El "pajoteador" no es el típico tonto de discoteca que se te acerca, no es el aburrido de la fiesta, no es el que te mira y se queda quieto. No. Esos son los tristes que habitan este mundo, que hay, y muchos.

El "pajoteador" se te acerca, nunca sabrás como lo ha hecho pero llega a ti, aunque se tenga que cruzar el Atlántico, lo hace, y llega donde estás. Y te pondrá la excusa más extraña, la broma más original, y la mejor de sus sonrisas... y allí estas tu, "pajoteando". Por norma, te das cuenta de quien es, el muchacho siempre sabe tocar las palmas, es la gracia natural de este tipo de especie, toca las palmas, y con suerte las redobla, que eso es lo máximo, pero los que redoblan fracasan siempre. Cuidado con esto. Que solo las toquen, que para redoblar ya estamos nosotras.

Te hace gracia, te gusta que te haga gracia, y lo miras mientras hablas y observas todos sus gestos con atención: lo que bebe, lo que hace con los brazos, los gestos faciales, que número de pie usa, si no se droga mejor, si la camiseta que lleva te quedaría bien puesta un domingo por la mañana, si es más de perro o de gato, si es de cucurucho o granizado, si slip o boxer, si asiento de alante o de atrás, si gomina, espuma o cera... Aunque realmente todo te da lo mismo, porque un "pajoteador" siempre parece perfecto, es perfecto.

Nunca puedes decirle que no a uno de ellos, nunca te irás de rositas, nunca le cortarás una conversación y le darás la espalda. Nunca. Por uno que te encuentras cada 500 noches, a lo Sabina, no puedes hacerle eso.


Volviendo a mis acompañantes de café, Princesa Ana y Vic Torino, ellas no suelen guardar "pajoteadores" en su teléfono ni en las redes sociales. Se ríen, y quedó ahí. Entonces llega la bronca... ¿Y por qué te sigues hablando con este? ¿Y para qué quieres saber del otro? Es necesario, siempre se tiene que tener a alguien que te toque las palmas, para cuando te haga falta reír o quieras tirar un rato a la basura. No se "autopajotea" se "pajotea" siempre con alguien, y tener un alguien para eso es muy recurrido en horas bajas.

Mientras ellas siguen mirándose las puntas del pelo y poniéndome los pelos de punta me siguen acusando. ¿Yo? ¿Es a mí? No es culpa mía, señoritas, hay que conservar a dos o tres, aunque solo sea por salud. No soy muy de conservar esta especie, soy más de excepciones; hay que ser práctica con los hombres. Y como dice la Princesa Ana, "amigos ya tenemos bastantes, no queremos más". Así que, para mí, o estás en el saco de las excepciones o en el de los "pajoteadores". Ambos sacos te inundarán de grandes momentos que siempre querrás recordar, pero amigos no, amigos ya no se hacen, no son rentables y bastante nos cuesta mantenerlos.

Lo que no se debe olvidar es lo que dice la RAE: ni se formaliza ni se llega al compromiso. (Qué fuerte que esto lo diga la Real Academia de la Lengua Española). Nunca. Y si al final terminas en horizontal, con su camiseta puesta al día siguiente, ya tienes los días contados. Sal corriendo o lo hará él, cruzar la frontera supone morir, antes o después, dejas de existir y él también; ya ni te hace cosquillas, ni estás esperando la próxima broma, ni el próximo extraño piropo. Así que cuidado con el "pajoteador": no te encapriches, no sueñes, no le escribas borracha si él no lo hace, no te enamores, no canses, no presumas de él, no le confieses nada, no te preocupes por él porque saben cuidarse; no hagas confianza o serás más débil. Aprende a mantenerte en una línea regular. Existen y están ahí para tu conocimiento y disfrute, no hay nada más allá, no tengas visiones ni espejismos. Toca las palmas, y que te las toque, pero como si no hubiera mañana, que de mediocres está la cosa con exceso de cupo. Si la vida de verdad fuera una fiesta como dicen, necesitaríamos a muchos humanos dotados de este don. Reconócelos en cualquier lugar, ficha y practica el "pajoteo"; que cuando es de verdad, se convierte en arte puro.

A tod@s los que me han inspirado aunque sea una palabra de este texto.  Gracias a los que me siguen leyendo pese a tempestades mentales de este nivel.

12 de agosto de 2013

53ª Edición Festival Internacional Cante de las Minas 2013

Texto y fotos: Javier Solomando
 
Contábamos los días, sobre todo la última semana, cada día era un suspiro menos y una motivación más para llega a La Unión y revolvernos flamencos. Comenzaba la hazaña veraniega del Festival Internacional del Cante de las Minas y su 53ª edición con Eva Yerbabuena, pero no sólo Eva, brillaba la guitarra de Paco Jarana, la voz de Enrique "El extremeño" y José Valencia, Valencia... vaya un apellido para un cantaor tan grande, que si fuera Vargas, Fernández, Soto, Cruz, Heredia, Contreras sería otra cosa. La cosa era simple, baile a secas, cante a secas, toque a secas, adornaban el cuadro y los descansos de la bailaora un paso a 3, compuesto por Moisés Navarro, Mercedes de Córdoba que ha sido finalista este año en el concurso, y Eduardo Guerrero, ganador del Desplante hace apenas un día. Calidad desde el principio por seguiriya y hasta el final por soleá, que terminar un espectáculo por soleá es jugársela a una carta que solo conoce la Yerbabuena. La sencillez de la artista desnuda es la belleza de su baile.

El sábado dormíamos la resaca con Vicente Amigo, entre notas románticas y música celta, olía a nuestro mediterráneo y nos dejaba una noche de poca emoción y simple. Con el Antiguo Mercado lleno de seguidores del amigo Vicente, pero el flamenco es otra cosa, colega.

Justo cuando creíamos que la cosa se iba arreglar, caímos en picado. El ambiente en la Plaza Joaquín Acosta era espectacular, flamencos, gitanos, calés, trajes de gala, gente amotinada en las puertas. Era un gran día, era Diego "El Cigala" el que venía a subirse a las tablas con Diego del Morao, y apuntaba bien la noche, como siempre ha hecho en La Unión. Pero no, no toda la carne estaba en el asador, o al menos, este año, había menos carne que poner. El cantaor madrileño se paseó por el escenario, canturreó, se echó hielo en la copa, y agradeció al público su asistencia, qué menos. No nos quedó claro el orden del repertorio, después de una minera meter una sevillana era algo sorpresivo cuanto menos. Una pena ver que Diego ha dejado el flamenco, y que lo que mejor sonó fueron los temas "Corazón loco" y "Compromiso". A pesar del aire acondicionado tanto él como nosotros nos quedamos sin respiración. Qué penita primo.

El lunes llegó Argentina a enamorar al personal. Recital con todas las letras, una señora del cante se sentó ataviada con sombrero, abanico y mantón y nos regaló una clase magistral de flamenco recorriendo palos como el garrotín, la caña, el polo, bulerías, seguiriyas, minera, serrana, soleá, fandangos, cuplés, y aquello no paraba. Profesionalidad y calidad, ella encantada y nosotros también, solo por observar la flamencura que pasea y derrocha por los poros de su piel, y "El bola", Eugenio Iglesias, "Los Mellis" y "Torombo" hicieron también de las suyas. Así que salió la alegría pa fuera, y olvidamos todo lo anterior, porque hay que quedarse siempre con lo mejor. Después Israel Galván ponía la nota vanguardista con su baile, pero este blog es flamenco, y poco espacio queda libre para explicar el arte de este bailarín.


Las galas flamencas se acababan pero aún nos quedaba algo de fuerza para disfrutar de la última: Miguel Poveda. Con una bronquitis, la voz rozada, las lágrimas en los ojos y la mano en el pecho pedía disculpas ante la Catedral del Cante y las cerca de 2.000 personas que allí había esperándole. No importó. Como él mismo dijo "Otras veces he estado mejor de voz y he cantado peor". Hizo lo que pudo y lo hizo bien, a veces, no es necesario estar sobrado de voz para interpretar los cantes, hay que saber matizar y ejecutarlos con lo que se tenga en ese momento como él lo hizo; y se cantó tres mineras que puso los pelos de punta, fue saliendo del apuro y sintiéndose cómodo, haciéndonos disfrutar de un recital único en su trayectoria profesional y en la historia del Cante de las Minas.

Llegaron las semifinales del concurso, que realmente es lo más importante de este festival, eternas noches de cantes de levante, toque por tarantas y baile por tarantos y alegrías, novedades con instrumentos como el saxofón y el bajo eléctrico. Hace apenas un día se celebraba la gran final, donde el jurado tuvo que hacer un gran esfuerzo por dejar fuera de ella a artistas que quizá merecían estar en ella, pero todo no puede ser siempre. En la madrugada de sábado al domingo nos enterábamos que Jeromo Segura, de Huelva se había alzado con la Lampara Minera, Edu Guerrero con el Desplanto, y Pepe Bao con el Filón, quedando desierto el premio Bordón Minero que se otorga a la modalidad de guitarra. Enhorabuena a todos ellos, que lo aprovechen y disfruten de un año que seguro será inolvidable.


Un Festival marcado por los contrastes, por los buenos momentos, por los trasnoches infinitos, por el paseo mañanero, por la olor a pan recién hecho, por la amabilidad y simpatía de sus gentes. Por una organización impecable y preparada, por un gabinete de prensa resolutivo y atento. Por un evento único creado en un lugar único.

Y nuestro periplo en La Unión terminaba así, con luces y sombras, con decepciones e ilusiones, como todo en esta vida. Sin ser conscientes de lo que a veces vivimos, respiramos y presenciamos, sin darle el valor que tienen las cosas hasta que se terminan, hasta que te despides, hasta que las dejas atrás y las ves diminutas mientras desaparecen en la distancia.

Nos vemos el año que viene, siempre es un placer estar en familia.